La suma de capacidades complementarias en tiempo récord para desarrollar un producto necesario y de gran éxito no es fruto de la casualidad, se labra con tiempo y recursos
Una de las (pocas) buenas noticias de los últimos días en relación al Coronavirus COVID-19 ha sido la aparición del Leitat Respira X, el primer respirador mecánico de campaña fabricado mediante impresión 3D industrializable en nuestro país. Este producto seguramente no iguala las funcionalidades y no tiene las mismas características que los respiradores mecánicos que normalmente se comercializan y que equipan nuestros hospitales. En cambio, tiene tres ventajas fundamentales (entre otras muchas).
La primera es que ha sido conceptualizado, diseñado y fabricado en tiempo récord. La segunda, es que cumple con los requisitos mínimos para poder ser homologable y, por lo tanto, útil para uso clínico. Y, la tercera ventaja, consiste en que responde a una evidente necesidad sobrevenida y no cubierta: hay que proporcionar herramientas útiles a nuestro sistema sanitario para hacer frente a la más que probable saturación de sus infraestructuras ante la progresión exponencial de pacientes afectados de graves problemas respiratorios derivados de la COVID-19.
Gracias a estos “respiradores de campaña” los médicos no tienen que escoger qué pacientes tienen más o menos necesidad de utilizar la máquina
El comisionado de salud del centro tecnológico Leitat, Manel Balcells, uno de los líderes en el diseño y desarrollo de este producto, ha sido claro en sus declaraciones a los medios: este respirador no tiene la capacidad de sustituir un equipo convencional durante muchos días. En cambio, sí que cumple su misma función, temporalmente. Esto permite que los hospitales sean mucho más eficientes en el momento de identificar y tratar, rápidamente, a los pacientes aquejados de problemas respiratorios.
Dicho de otro modo: gracias a estos “respiradores de campaña” los médicos no tienen que escoger qué pacientes tienen más o menos necesidad de utilizar la máquina. Por lo menos, esta dolorosa e incierta criba deja de ser un problema cuando se acumulan pacientes en la sala de espera. El embudo que se origina en las fases iniciales de admisión y tratamiento de los pacientes se relaja, al menos en parte.
La innovación, no nos cansaremos de repetirlo, consiste en llevar nuevas ideas a mercado (a la práctica) con éxito. Pues bien: Leitat, juntamente con otras empresas e instituciones públicas y privadas, ha innovado, aportando una solución novedosa y claramente útil para un mercado sediento de soluciones inmediatas.
En el momento actual, tal vez pase desapercibido el origen real de esta iniciativa, pero me parece extremadamente relevante echar un poco la vista atrás para averiguar cómo ha sido posible que un grupo de organizaciones tan diverso se haya podido poner de acuerdo, se haya coordinado de forma tan eficiente y haya conseguido tal resultado en un período de tiempo tan corto (días).
La innovación, no nos cansaremos de repetirlo, consiste en llevar nuevas ideas a mercado (a la práctica) con éxito
En este proyecto confluyen, entre otras organizaciones, multinacionales tecnológicas como HP, grandes empresas de capital público como Navantia y un centro tecnológico como Leitat, con raíces en el sector textil catalán de hace más de un siglo. Además, participan centros hospitalarios y organizaciones sanitarias como el Parc Taulí de Sabadell y el Consorci Sanitari de Terrassa. Finalmente, resulta decisiva la intervención del Consorcio de la Zona Franca, que es una entidad pública que gestiona el polígono industrial del mismo nombre de Barcelona y promueve la dinamización económica de la ciudad.
Ante la emergencia de la COVID-19, nos podríamos imaginar un sinfín de llamadas frenéticas entre personas dispares, de organizaciones muy diferentes y con objetivos divergentes, cada cual desde sus oficinas (o desde sus hogares) intentando ponerse de acuerdo para ponerse a trabajar coordinadamente en un producto que aportara soluciones prácticas al problema que se nos venía encima.
Incluso podríamos visualizar los problemas que podría haber para ponerse de acuerdo sobre dónde se encuentran los “cuellos de botella” del sistema en una situación de crisis acuciante como la actual y, además, intentando visualizar rápidamente si entre ellos se consigue sumar las capacidades necesarias para llevarlo a la práctica. No hace falta explicitar cual habría sido resultado de estas llamadas.
En cambio, no es este el origen de este gran éxito de colaboración público-privada. El origen se remonta, por lo menos, al verano del año 2018, cuando el Consorcio de la Zona Franca hizo público el proyecto Hub D-Factory: un proyecto, cofinanciado con fondos FEDER, para dotar al Polígono Industrial de la Zona Franca de una infraestructura singular de fabricación digital y ponerla al servicio de proyectos innovadores para ayudarles en sus fases iniciales de consolidación.
En otras palabras, el Consorcio y Leitat apostaron por crear un entorno único para incubar proyectos innovadores, aportando tecnología y servicios en ámbitos diversos como el apoyo a la comercialización, certificación de productos, modelo de negocio y validación de soluciones y productos. A través de convocatorias abiertas, han ido captando proyectos e iniciativas y han sabido sumar grandes empresas con indudables capacidades en el ámbito de la fabricación (SEAT) y la impresión 3D (HP).
Para ver la luz y avanzar en la génesis de este “ecosistema innovador” alrededor de un nuevo paradigma como es la fabricación digital, se pusieron en marcha la movilización de recursos, una visión de futuro clara y la experiencia de las entidades fundadoras en la gestión de proyectos colaborativos y complejos. De hecho, la incubadora Hub D-Factory es una iniciativa que se enmarca en un ambicioso proyecto que pretende ocupar una gran extensión de terreno en el polígono de la Zona Franca, con equipamiento, oficinas, plantas de producción y espacios de coworking. Todo diseñado para generar y albergar un auténtico ecosistema innovador alrededor del concepto de la fabricación digital.
Surgirán más productos innovadores que nos aportarán soluciones y, sobre todo, la esperanza que nuestra sociedad y nuestra economía necesita para salir de esta pandemia.
Los ecosistemas innovadores se caracterizan por ser espacios donde conviven agentes diversos que compiten y cooperan de forma intensa y generan un enorme impacto social y económico. Habitualmente, se especializan en ámbitos tecnológicos o de conocimiento muy específicos. Agentes diversos que se acostumbran a colaborar en iniciativas específicas para obtener resultados con un impacto real: ¿les suena?
La suma de capacidades complementarias en tiempo récord para desarrollar un producto necesario y de gran éxito no es fruto de la casualidad. Se labra con tiempo y recursos: los que HP ha dedicado durante años en el ámbito de la fabricación aditiva, los que la administración y las empresas han aportado al centro tecnológico Leitat para acoger y cultivar el talento científico y tecnológico, los que las empresas del sector de la automoción están dedicando a la adaptación de sus procesos productivos y los que el Consorcio de la Zona Franca y la Comisión Europea, a través de sus fondos de cohesión, han focalizado en generar un entorno proclive a la innovación de base tecnológica real y profunda (lo que hoy llamamos deep tech).
Además, en este ejemplo, se suma la tradición investigadora de entidades hospitalarias como el Parc Taulí a actividades de investigación y desarrollo. Su vínculo a proyectos de análisis, validación y homologación de productos y servicios sanitarios es absolutamente determinante para un proyecto como el Leitat Respira X. Durante este pasado fin de semana se han llevado a cabo las pruebas clínicas y de seguridad que permitirán, en cuestión de días, que este producto esté equipando, al menos 5, centros hospitalarios.
Mientras escribo, me doy cuenta de que la iniciativa no se parará aquí. Surgirán más productos innovadores que nos aportarán soluciones y, sobre todo, nos transmitirán la esperanza que nuestra sociedad y nuestra economía necesita para salir de esta situación lo antes posible.
El ecosistema innovador de impresión digital sigue trabajando para cumplir su misión: durante la emergencia y rápida expansión del Covid-19, desde el Hub D-Factory se ha hecho un llamamiento específico para captar proyectos que vayan dirigidos específicamente a luchar contra esta enfermedad y proporcionar herramientas que puedan ayudar a los sistemas sanitarios y de emergencias.
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